Hormonas.
¡El cuarteto de la felicidad!

Numerosas son las veces en las que culpamos a las hormonas de nuestras emociones y en cierto modo es así. Las hormonas son unos compuestos químicos naturales muy potentes implicados en numerosos e importantes procesos de nuestro organismo, pero con nuestras acciones podemos potenciar su secreción.

La endorfina, serotonina, dopamina y oxitocina son cuatro químicos naturales (hormonas) conocidos como “el cuarteto de la felicidad”. Este nombre se debe a que dichas hormonas están involucradas en procesos biológicos que desatan el sentimiento de felicidad.

1. Endorfinas

Las endorfinas son consideradas la morfina del cuerpo, una suerte de analgésico natural.

Puedes aumentar tus niveles riéndote, practicando tus hobbies favoritos y durmiendo bien.

Y no solo reducen la percepción del dolor, sino que también pueden eliminarla, sobre todo en situaciones de mucha tensión. Por ejemplo, si tuviéramos un accidente y viéramos que alguien cerca necesitara nuestra ayuda, las endorfinas anularían momentáneamente nuestro dolor para poder actuar y ayudar al prójimo sin sentir
sufrimiento alguno.

La mejor manera de mantener altos los niveles de endorfinas es haciendo deporte, pues estas sustancias se liberan tras hacer ejercicio de intensidad media a alta. Y si el deporte lo practicamos con amigos, mejor, pues esta hormona también es liberada al establecer contacto agradable con otras personas

2. Serotonina

Como la serotonina fluye cuando te sientes
importante, el sentimiento de soledad e incluso la depresión son respuestas químicas a su ausencia.

Cuando los niveles de serotonina aumentan de forma saludable, ya sea por haber vivido una situación agradable o por haber alcanzado una meta personal, nos sentimos relajados y positivos.

Una curiosidad de esta sustancia es que se ha visto que, si se presentan niveles bajos de esta hormona, se incrementa la necesidad de comer. Por lo tanto, una de las funciones de la serotonina sería la de crear la sensación de saciedad, además de regular los movimientos del intestino.

3. Dopamina

La dopamina tiende a ser vista como “la hormona del amor”. Es considerada como el centro del placer, pues se le atribuye impulsarnos a repetir esas acciones que nos proporcionan satisfacción.

Tiene un rol muy importante en el desarrollo de adicciones a sustancias como el tabaco, el alcohol y otras drogas pues influye en el circuito de la recompensa del cerebro.

Se pueden incrementar los niveles de la hormona dopamina comiendo fruta muy madura, como por ejemplo las partes oscuras de los plátanos. También es importante consumir alimentos ricos en antioxidantes, mayormente frutas y verduras y combaten los radicales libres que, además de provocar otros efectos dañinos en el organismo, reducen la producción de dopamina.

3. Oxitocina

a oxitocina es considerada el neurotransmisor más importante a la hora de establecer vínculos afectivos y relaciones personales cercanas en general. De hecho, debido a estos efectos, no es extraño encontrar en los medios que se la conoce como la hormona del abrazo. También se la relaciona con el orgasmo, tanto el masculino como el femenino. Si la dopamina está por las nubes cuando nos enamoramos, la oxitocina es la que hace que ese sentimiento perdure por mucho tiempo, pues adquiere un rol crucial en el establecimiento de vínculos emocionales que se forman al estar en contacto con los demás.

Esta hormona es la responsable de que se establezca y fortalezca el vínculo materno-filial. También interviene en la aparición de la empatía, la sociabilidad y la sensación de pertenencia a un grupo social. Es la sustancia química que nos brinda tranquilidad, reduce el estrés y la ansiedad y genera la sensación de confianza.
Como curiosidad, algunas investigaciones han visto que los efectos que genera la oxitocina en el cerebro se asemejan a los del alcohol. Ambas sustancias afectan varias zonas del cerebro, las mismas detrás de la sociabilidad, la pérdida del miedo al fracaso, el aumento de la confianza y la alteración del apetito.

Pero realmente, la unión de estas hormonas a sus correspondientes receptores son los que regulan el sistema nervioso generando esa sensación de felicidad.
Ahora bien, por mucho que aumentemos nuestros niveles de hormonas, si no tienen un receptor al que unirse, la información no va a llegar a nuestro sistema y no vamos a alcanzar ese sentimiento de felicidad. Es por ello que lo realmente importante en estos procesos son los receptores y analizando variantes genéticas asociadas a los receptores de oxitocina y dopamina podemos proporcionarte tu predisposición genética a tener niveles altos o bajos de estas hormonas.

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